lunes, 13 de octubre de 2014

"Dacso, el vampiro"

Escrita para Origen Art, con ilustración de Fran Galán y figura de Pedro Fernández Ramos.


- Esta tensa espera se antoja más eterna que la propia existencia que me domina. Sí, he cometido actos terribles, cosas de las que no me siento orgulloso. Y a pesar de justificarlos ante un espejo que no me refleja, sé que no merezco perdón alguno, terrenal o divino. Saqueé demasiados corazones amparándome en mi naturaleza condenada a la perpetua penumbra. -

- Y la culpa…esa amiga inseparable que fustiga mis sienes y abrasa mis entrañas cada minuto de mi existir. ¿Por qué lo hice?, ¡no fue culpa mía pertenecer al reino de las sombras!... sin embargo, ¿por qué no renuncié a ello?... ¿por qué dejé que su poder obnubilara mi razón?... ¿por qué permití que ese veneno espectral me arrebatara el honor?...
El poder, esa era la segura respuesta a mis preguntas. El poder corrompe a los hombres, sin duda. -
- Ya de poco sirve preguntarme por qué, no es algo que pueda enmendar, y soy demasiado cobarde para finalizar por mí mismo este suplicio. Quizás, en lo más profundo de mi estrangulada alma, ansíe el final. Pero no dejaré que sea a manos de quien no merece mejor destino que yo. Semejante alimaña no obtendrá tal satisfacción. Al menos, no sin luchar, no mientras yo pueda blandir mi acero. -

Las hojas de recio roble de la puerta del castillo se abrieron dejando entrar el viento helado de la noche, que penetró en la estancia apagando algunas velas a su paso. A la tenue luz de la Luna que bañaba el umbral, una silueta recortada avanzaba lenta pero inexorable hacia el interior del gran salón.
Con dedos como garfios, Dacso aferró la empuñadura de su espada y se levantó del trono. Depositó su fría mirada en el oponente, volcando todo el odio que podía albergar. Frunció el ceño y, sin pensarlo dos veces, atravesó vertiginosamente la distancia que les separaba, alzó su poderosa segadora y rasgó el aire lanzando el primer mandoble…

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