miércoles, 9 de enero de 2013

"Oculto en las palabras" (Capítulo III)


Cap.3 - “Curiosidad malentendida”


Unos miraban con la boca abierta, otros contemplaban la escena con la respiración entrecortada, pero haberse quedado estupefactos era algo común en todos los presentes. Y a pesar de ello, sentían la curiosidad de saber qué guardaba aquella puerta tan celosamente escondida tras el muro derribado por Philippe, que se había abierto sola a una determinada hora. Malek, avanzó con la linterna con paso firme. Una densa tela de araña atravesaba la mitad de la misma. La apartó como pudo, no sin quedársele trozos pegados de la misma en la manga del impermeable. Apuntó con el haz de luz al interior y... 
- ¿Qué ves?, ¿qué hay dentro? - preguntó con impaciencia Claude. Malek no contestó, simplemente avanzó hacia dentro. Tras unos segundos de dudas y de miradas entre los chicos, Claude fue tras él seguido por los demás. Al entrar, observaron lo que parecía un amplio despacho rectangular recubierto de estanterías de libros. A la izquierda se encontraba una pizarra con anotaciones por doquier completamente en alemán. También había una repisa con un candelabro, cuyos siete brazos estaban unidos por telarañas. Cada brazo soportaba su correspondiente vela, que se veían algo usadas. Aunque la habitación parecía guardar un cierto orden, todo permanecía cubierto de una gruesa capa de polvo.



- ¡Eh, mirad! - dijo Lory enfocando hacia su derecha. Había varias sillas en torno a una mesa redonda, y sobre ella había un objeto. Acercándose todos poco a poco, vieron que era una copa. - Joder, ¿cuánto tiempo llevará esta copa aquí?, tiene tanto polvo que no se ve ni el cristal - comentó Philippe. 
- Es que creo que no es de cristal - dijo Malek, alargando la mano y pasando el dedo por su borde para rasgar el polvo y comprobarlo. 
- Plata, creo que es de plata - dijo al ver rebotar la luz sobre ella. 
- Tío, pues nos la podríamos llevar porque con la de años que debe llevar aquí seguro que vale una pasta - dijo Philippe alzándola y dándole la vuelta para mirar el pie de la misma. En ese instante un relámpago acompañado del trueno retumbó en el lugar, proyectando la luz a sus espaldas. Todos se giraron para observar al fondo de la estancia algo que aún no habían visto. Una amplia ventana redonda a modo de ojo de buey como las que suelen encontrarse en los áticos, era la causante de haber dejado entrar la luz del relámpago. 
- Creo que eso ha sido una señal de que deberías soltar la copa donde estaba, Philippe - comentó Thyra. Philippe, contrariado, depositó lentamente la copa boca abajo de nuevo sobre la mesa. De súbito, en cuanto notó el roce del filo de la copa, la mesa reaccionó tomando a todos por sorpresa con una especie de espasmo, expulsando el polvo como si de la onda expansiva de una pequeña bomba se tratara, haciendo a todos retroceder instintivamente, cerrando los ojos y tapándose la cara con las manos. Cuando la densa nube de polvo comenzaba a disiparse, Lory se limpió las gafas con la manga y se acercó a la mesa. 
- ¡Dios! - 
- ¿Qué ocurre Lory? - preguntó Thyra con los ojos entrecerrados intentando ver algo. 
- Creo que aquí hay una parte de la historia que nos contó Claude. -



Poco a poco comenzaron a acercarse hasta la mesa y vieron asombrados que había un abecedario arqueado con los números del 0 al 9 en el centro. Estaba tallado en la propia mesa y abarcaba gran parte de la misma. 
- ¡Esta debía ser la Ouija de Wolfgang Schlaudraf, estoy seguro! - dijo Claude entusiasmado. 
- No sabemos si esa historia era real, ni tan siquiera si existió el tal Wolfgang Schlaudraff - replicó Malek. 
- ¿Entonces cómo explicas lo de la Ouija? - 
- Puede ser coincidencia. Igual alguien sabía de su existencia y luego inventó la leyenda urbana de rigor. - 
- ¿Sí? - intervino Lory cruzándose de brazos con gesto contrariado mirando a Malek - ¿y cómo explicas entonces la apertura de la puerta coincidiendo con las diez de la noche? - Malek no contestó, solo sonrió al ver la pose molesta de Lory, que le miraba con aquellos grandes ojos celestes. Esta, al ver la sonrisa de él, dijo: 
- ¿Por qué te ríes?, ¿te parece gracioso? - Malek se tomó un par de segundos para contestar. 
- Me río porque no esperaba que tuvieras ese genio…y debo añadir que te favorece. - En un instante, el tono pálido habitual del rostro de Lory se tornó rosado intenso en sus mejillas. La chica, tratando de ocultarlo, se giró hacia la mesa aunque ya era inútil.



Intentando echar una mano para distender la divertida situación, Adele preguntó: 
- ¿Por qué se le llama Ouija a este artefacto? - 
- Significa “Sí” y “Sí”, en francés y alemán respectivamente, “Oui” y “Ja” - respondió Philippe, al que todos miraron sorprendidos incluida su novia Thyra, a lo que él aclaró - ¡Eh!, que de jugar al Trivial algunas cosas se quedan. - 
- ¿Qué son estas dos palabras de las esquinas de arriba, “Ja” y “Nein”? - señaló Thyra. 
- “Sí” y “No” en alemán. Lo que está claro es que fue tallado por un alemán o para un alemán - contestó Claude. 
- Bueno, digo yo que podríamos probarla, ¿no? - dijo Philippe. 
- No creo que debamos jugar con eso - opinó Lory. 
- ¿Cómo?, precisamente tú que vas de gótica, ¿me vas a decir que te da miedo? - dijo incrédulo Claude. 
- ¡No confundas!, ¡que me guste la música y la vestimenta gótica, no significa que sea una flipada que va quemando iglesias y adorando a Satán o las cruces invertidas! - contestó visiblemente irritada Lory. 
- Vale, vale - dijo Claude sonriendo con las manos levantadas en señal de rendición. 
- Escuchad, yo no creo en estas cosas de contacto con espíritus y demás, así que me mantengo en opinión neutra. Elegid vosotros si queréis utilizarla o no, eso en caso de que sepáis hacerlo, claro - dijo Malek. 
- Yo tengo curiosidad, nunca he estado en una sesión de Ouija - comentó Adele. 
- No sé…- comenzó a decir Thyra - a mí no me da miedo la Ouija, pero estoy intranquila con las cosas que están pasando, lo del reloj, la puerta abierta a la hora exacta…no sé. - 
- ¡Vamos cariño!, estamos en un castillo abandonado donde no hay nada más que ver o hacer. Es solo para no aburrirnos, queda toda la noche hasta que nos vayamos mañana - trató de convencerla Philippe. 
- A mí también me apetece utilizarla, tengo curiosidad - dijo Claude riéndose para burlarse de su hermana Thyra, a la que no le hacía ninguna gracia y lo miraba seria.
- Bueno - y Malek hizo un gesto de resignación al cruzar la mirada con Lory - parece ser que hay mayoría. - 
- Solo hay cinco sillas - observó Lory que tratando de justificarse dijo - así que sentaos vosotros y yo os observo. - 
- No te preocupes - dijo Philippe - quédate con mi asiento, yo me fabricaré uno - e ignorando la mirada de los demás, salió por la puerta de la habitación y volvió con un montón de ladrillos apilados de la pared caída. Cuando hubo traído varias tandas, los apiló de tal manera que tomaron la forma de un taburete rectangular.


Todos fueron tomando asiento en torno a la mesa. Malek cogió el candelabro, quitó como pudo las telarañas cercanas a las velas, y con un zippo que extrajo del bolsillo lateral de su pantalón, prendió cada una de ellas. Una vez conseguido, todos apagaron las linternas para ahorrar pilas, y Malek colocó el candelabro en una repisa adyacente desde donde alumbraba perfectamente dando un ambiente más adecuado. Adele fue la primera en tomar la palabra. 
- ¿Cómo se comienza una sesión de Ouija? - 
- Yo la hice una vez en el colegio. Primero creo que todos deben agarrarse de las manos en torno a la mesa y concentrarse cerrando los ojos y respirando hondo tres veces - explicó Claude. 
- ¿Tú hiciste una sesión de Ouija en el colegio? - inquirió sorprendida Thyra. 
- ¿Y qué pasó? - preguntó expectante Adele. 
- Nada. Sonó la bocina del recreo y todos se asustaron y se marcharon corriendo. Fue una cagada. - 
- En fin - intervino Malek - hagamos lo que dice Claude, a ver qué ocurre. -


Fueron agarrándose de las manos. Claude asió por su derecha la mano izquierda de Adele, ella la de Malek, que abrió su mano derecha hacia Lory que esta accedió coger a regañadientes, mientras Malek sonreía para transmitirle calma. De Lory se agarró Philippe, de él su novia Thyra, y esta a su hermano Claude, lo que ya cerraba el círculo. A la señal de Claude, todos cerraron sus ojos y respiraron hondo tomando oxígeno hasta llenar sus pulmones, para posteriormente exhalar el dióxido de carbono y volver a comenzar hasta completar las tres veces. Una vez consumado el proceso, abrieron los ojos y miraron interrogantes a Claude. 
- ¿Qué? - preguntó Claude ante la mirada interrogante de los demás. - ¡Que nos digas el paso siguiente, alelado! - le espetó Thyra. 
- ¡Ah sí!, supongo que ya podéis soltaros de las manos - cosa que hicieron de inmediato. 
- ¿Y? - preguntó impaciente de nuevo Thyra. 
- ¡Joder!, no me metas más presión… ¡ni que yo hiciese esto todos los días! - se quejó Claude a su hermana. 
- Venga colega, lo estás haciendo bien, continúa - dijo Philippe que a posteriori le hizo un gesto con los ojos a Thyra reprendiéndola.
- Vale - prosiguió Claude - ahora debemos poner la copa boca abajo en el centro del tablero y colocar cada uno el dedo índice tocando el pie de la copa, que ahora es la parte de arriba al estar la copa volteada. - 
- ¿Qué dedo índice, el de la mano derecha o el de la izquierda? - 
- No sé, Lory, el que te venga en gana - dijo Claude encogiéndose de hombros.



Una vez que todos estaban tocando el filo del pie de la copa, volvieron a mirar a Claude. 
- Creo que ahora lo siguiente es hacer una pregunta. - 
- Espera un momento - intervino Malek apartando el dedo de la copa, cosa que instintivamente hicieron todos - ¿qué tipo de pregunta vamos a hacer?, porque creo que no es bueno deliberarlo mientras estamos en posición de tocar la copa. Sugiero que cuando nos pongamos en posición, ya sepamos lo que queremos preguntar, ¿no? - 
- Sí, tienes razón - añadió Adele - supongo que será lo típico que sale en las películas, lo de “si hay algún espíritu ahí, que haga una señal”, ¿no? - 
- Si, pero en caso de responder afirmativamente, ¿qué le preguntamos? - 
- No sé Philippe, creo que lo más normal es preguntarle quién es o por qué permanece aún aquí, etc…- contestó Claude. 
- ¿Estamos de acuerdo en preguntar eso? - y ante la afirmación de todos, Malek se dirigió a Claude - pues ya sabes lo que hacer. - 
- ¿Por qué debo preguntar yo?, ¿los demás sois mudos o qué? - 
- Venga Claude, tú eres el único que sabe algo de esto - le intentó convencer Malek. 
- Ya, pero para hacer una pregunta no hace falta ser un erudito en la materia, basta con preguntar. 
- Venga, lo harás bien - dijo Adele besándole la mejilla, cosa que disipó las dudas de Claude. 
- Está bien, lo haré. - 
- Tíos - dijo Thyra negando con la cabeza, lo que hizo que Philippe la agarrara echándole el brazo por encima del cuello y la besara en los labios, a lo que esta dijo empujándolo con el entrecejo fruncido pero con media sonrisa - ¡quita! - 
- Venga, volvamos a colocar los dedos en la copa - y una vez hecho, Malek añadió - tú mandas, Claude. -
- Una cosa debo deciros antes de que se me olvide. Pase lo que pase, se mueva la copa o no, contactemos con un espíritu o no, ni se os ocurra marcharos de la habitación hasta haber cerrado la sesión - dijo el muchacho en tono de advertencia. 
- ¿Qué ocurriría en tal caso? - inquirió Philippe. 
- Pues que dejaríamos una puerta abierta a la entrada de todo tipo de espíritus, entre los que se encuentran los malignos…al menos eso es lo que se dice. No sé si será verdad, pero creo que es hasta cierto punto razonable que una vez abras una sesión también debas cerrarla al acabar, al menos por precaución. - 
- ¡Ufff! - comenzó a decir Malek rascándose la frente y sonriendo - yo es que no creo en estas cosas…pero bueno, si tú lo dices...todo sea porque no entren espíritus malignos y demás parafernalia - acabó diciendo Malek con sarcasmo.
- ¿Cuál sería la forma de clausurar la sesión? - preguntó Lory. 
- Eso sí lo recuerdo bien, porque aquella vez en el colegio yo era el encargado de cerrarla. Hay que dar las gracias al espíritu por contestar las preguntas realizadas y esperar a que la copa se dirija a la palabra “adiós”, que en este caso supongo que será esa palabra que hay abajo del tablero que pone “ende”. - 
- Pues una vez aclarado, puedes comenzar - le convino Malek.
El chico respiró hondo, echó un vistazo rápido a los demás, miró la copa y formuló la pregunta: 
- ¿Hay algún espíritu en esta sala?,… de ser así, haznos una señal. - Todos aguantaron la respiración con la tensión reflejada en el rostro, menos Malek que permanecía sereno. Pasados unos segundos en los que no ocurrió nada, todos posaron la mirada en Malek. 
- Ya os dije que no ocurriría nada. - 
- Espera, lo mismo el ente duda si entrar en contacto con nosotros o no - replicó Philippe. 
- Sí claro, como si tuviera algo mejor que hacer tras tantos años esperando a que alguien descubriese esta estancia - contestó Malek, pero dicho esto, un movimiento acompañado del sonido que producía el roce de la copa de plata en la madera, hizo mirar a todos asombrados hacia el tablero. La copa, de manera lenta pero sin detenerse, se movía bajo sus dedos desplazándose hacia la esquina superior izquierda hasta detenerse en la palabra “Ja”. 
- Ni se os ocurra mover un músculo - dijo Claude fulminando con la mirada a los demás, ante la agitación en ellas y la tensión en ellos que mostraban sus rostros. Malek miró a Philippe para reprocharle que seguramente él era quien estaba moviendo la copa con sus tonterías, pero al ver su faz totalmente demudada, declinó hacerlo al comprender que Philippe estaba tan sorprendido como lo podía estar él mismo.
- ¿Quién eres? - preguntó Claude antes de que ninguno pudiese reaccionar. La copa no se movió. 
- ¿Eres Wolfgang Schlaudraff? - insistió Claude. La copa comenzó a desplazarse en horizontal hacia la derecha y se detuvo en “Nein”. - ¿Por qué sigues aquí? - continuó preguntando Claude, pero la copa volvió a quedarse quieta. Con la mano izquierda, Adele le hizo un gesto a Claude de que continuara preguntando, a lo que este se encogió de hombros con ademán de encontrarse bloqueado. Tras titubear, volvió a preguntar lo primero que se le vino a la mente. 
- ¿Eres de la Orden Negra? - la copa comenzó a desplazarse de nuevo hacia la izquierda, pero a mitad de camino, retrocedió de nuevo hasta la palabra de negación. 
- ¿Y desde cuándo estás aquí? - la copa, por primera vez, se desplazó rápidamente y se detuvo en el número 0. 
- No puede ser - comenzó a decir Lory - este castillo se levantó tras la revolución francesa, eso es en el siglo XIX. - 
- Quizás esté indicando la antigüedad de la Ouija - aportó Adele. 
- No, las Ouijas se comenzaron a ver por el siglo XIX también, no puede haber tanta distancia de fechas - concluyó Claude.
- Pues entonces pregúntale qué quiere decir con 0 - instó Adele a Claude. 
- ¿Nos estás engañando? - preguntó repentínamente Lory. 
- Lory, no creo que funcione, soy yo quien debe formular las preguntas porque he sido el que ha iniciado el contac… - y Claude no pudo acabar la frase porque la copa comenzó a desplazarse hacia arriba aún más rápido que antes y se paró de nuevo en la negación. -



- Yo creo que todo esto es mentira y que alguno de vosotros está moviendo la copa - dijo Malek con aire incrédulo a lo que añadió - cerrad la sesión, yo me largo a la sala de la chimenea. - 
- Pero, ¿qué dices? - se indignó Claude - ¡aquí nadie está moviendo nada! - 
- Bueno, haced lo que queráis - contestó Malek apartando el dedo levantándose - pero yo me voy. - 
- ¡Espera!, ¡no puedes irte sin cerrar la sesión! - dijo Adele. Malek se giró para contestarle, pero antes de que pudiera hacerlo, la copa salió despedida golpeándole violentamente en la cara. Malek cayó hacia atrás y todos se levantaron de la mesa rápidamente para ver su estado. Casi sin tiempo para agacharse a atenderlo, la mesa comenzó a vibrar. Todos se giraron asustados, incluso el propio Malek se incorporó para mirar mientras se taponaba la herida que la copa de plata le habría infringido en la ceja izquierda, de la cual brotaba abundante sangre. Las letras, como si contuviesen ascuas al rojo vivo, comenzaron a iluminarse de una en una. Primero fue la V, luego la A, después la I, y así sucesivamente hasta que todas volvieron a quedar apagadas y la mesa dejó de vibrar. El mensaje señalado por la mesa, hizo estremecerse a los seis muchachos: “Váis a morir todos” 
Temblando de miedo, Claude gritó a los demás: 
- ¡¡¡Correeeeeeeed!!! - pero al girarse para enfilar la salida de la habitación, la puerta se cerró de golpe.

(CONTINUARÁ...)

Pepe Gallego

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2 comentarios:

  1. La historia se pone cada vez más interesante.
    Estoy totalmente entregada a la lectura de este relato por capítulos, que sin duda está resultando ser emocionante, pues cuenta con una gran dosis de intriga y de misterio que a mí particularmente me resulta de lo más atrayente.
    En este tercer capítulo predominan los diálogos, lo cual contribuye a reforzar el suspense, ya que pone al lector en contacto directo con los personajes cuando dicen qué les pasa o qué sienten, aportando información de una manera más ágil y directa, de tal forma que la obra adquiere un carácter dinámico y un estilo fluido.

    Una vez más he de felicitarte por tu escrito, Pepe. Espero ansiosa el próximo capítulo.

    Tess.

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  2. Pues no te preocupes Tess, que muy pronto estará el siguiente. El desenlace está cerca, jeje.
    Muchas gracias por tus aportaciones y por permanecer fiel a la lectura de mis relatos. Eso es lo que más enriquece.

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